Ética nicomáquea o Ética a Nicómaco (griego Ἠθικὰ Νικομάχεια, transliterado Ethika Nikomacheia; gen.: Ἠθικῶν Νικομαχείων, Ethikōn Nikomacheiōn; latín Ethica Nicomachea) es una obra de Aristóteles escrita en el siglo IV a. C. Se trata de uno de los primeros tratados conservados sobre ética
y moral de la filosofía occidental, y sin duda el más completo de la
ética aristotélica. Está compuesto por diez libros que se consideran
basados en notas sobre sus ponencias magistrales en el Liceo.
La obra abarca un análisis de la relación del carácter y la
inteligencia con la felicidad. Junto con el mensaje bíblico
judeocristiano, constituye uno de los pilares fundamentales sobre los
que posteriormente se erigió la ética occidental.
La Ética nicomáquea (conocida también como Ética a Nicómaco) es el primer tratado sistemático sobre la ética. Antes que él, Platón había abordado el tema en diversas obras, como el Protágoras, la República, el Filebo
y en otros Diálogos, pero no con una modalidad tan sistemática. Otros
filósofos contemporáneos a Aristóteles se mencionan en la presente obra,
como por ejemplo Espeusipo y Eudoxio, de quien Aristóteles toma su definición de bien.
Como Platón y Sócrates,
Aristóteles sostiene que la virtud lleva a la felicidad y esa es la
base de la ética. A diferencia de Platón y Sócrates, Aristóteles enseña
que la virtud no viene directamente del conocimiento, sino que requiere el hábito,
que la felicidad no es un estado sino una actividad, y que el placer no
es la felicidad sino una consecuencia de la virtud. Hay que destacar
especialmente que el hombre tiene un fin en sí que proviene de su propia
naturaleza racional, y que no es absorbido por los fines del Estado,
sino que al contrario «individuo» y «estado», respecto de sus fines,
coinciden. Aquí está la clave de lectura de la ética de Aristóteles: la
finalidad del acto humano. Todo acto tiene un fin, que es la felicidad,
pero se puede buscar este fin en diversas cosas. Aristóteles muestra que
el fin ha de ser específico del hombre, y esto es la contemplación, a
la cual ayuda la virtud necesariamente, pues la virtud busca el medio
que le da la recta razón del individuo. La contemplación es el acto más
autosuficiente y estable y para la plena felicidad requiere también el
placer.1 Un aspecto que entra en juego y que no se resuelve del todo directamente en el capítulo 7 del libro X es la inmortalidad, a la que Aristóteles alude varias veces en otras partes también.2
El método de Aristóteles también difiere del de Platón, pues define
claramente desde el inicio qué quiere hacer, propone argumentos en
contra, muestra algunas dificultades y luego las resuelve. Es importante
recordar que las obras de Aristóteles no eran libros destinados a la
publicación sino más bien manuales, apuntes destinados a la enseñanza, o
recordatorios para la enseñanza en el Liceo.
Dentro de las obras de Aristóteles, la Ética nicomáquea es de
las últimas. Como Platón, había escrito en su juventud muchos diálogos y
todos se han perdido. Ciertamente viene después de los tratados de
lógica, pues menciona los Analíticos en VI, 3. Asimismo, Sobre el alma
muestra un pensamiento menos preciso del alma que la presente obra, por
lo que se cree que había sido elaborada con anterioridad. La Política
viene después, pues X,9 la prepara directamente, en base VIII-IX, que
versan sobre la amistad. Hay otra obra espuria sobre la ética, la Magna Moralia y una obra semejante pero probablemente previa, la Ética eudemia.
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